MÁXIMO CAMARGO

Con motivo de la colocación del nombre "Máximo Camargo" a la Escuela Nacional N°227 de La Toma (actual Escuela N°357), se publicó en El Diario de San Luis en 1968 una semblanza escrita por el inspector Francisco Rodríguez. A continuación se transcribe textualmente la misma: 
“Oriundo de San Francisco del Monte de Oro (San Luis), donde había nacido en 1890, pertenecía a una conocida familia de aquel medio. Allá realizó sus estudios primarios y los secundarios en San Luis, donde se graduó de maestro normal en 1910. 
Foto de Máximo Camargo
En 1911 se inicia en la dura brega del "maestro rural" y frente a escuelas ambulantes de aquel entonces, actúa en distintos parajes del departamento Ayacucho, pleno de fe vocacional y juvenil entusiasmo, alfabetizando y promocionando comunidades primitivas y aisladas. 
Años iniciales, difíciles y duros, cumple un largo y loable desempeño como el rector titular de la Escuela Ambulante N° 11 <<K>> que por temporadas y durante mucho tiempo, fue sembrando el alfabeto y la cultura en: Bañadito Viejo; Piedra Blanca; Balde de Arriba; El Bañado; y Balde Nuevo, parajes todos aledaños a las localidades de Lujan y San Francisco, en el citado Departamento Ayacucho.
A mediados de 1927 la escuela ambulante que dirigía, se transforma en escuela fija, ubicándola en Balde Nuevo, donde, dos años después y por despoblación escolar, nuevamente de traslada a Balde del Carmen, asignándole el N°269, lugar donde funciona hasta la fecha.
Cumpliendo una obra que le hace acreedor a los mayores elogios por parte de sus superiores y el cariñoso respeto de la alejada comunidad que la escuela sirve, actúa allí hasta el 15 de marzo de 1933, fecha en que, como una justiciera medida de estimulo a sus afanes de educador, fue trasladado a la dirección de la Escuela N° 227 de La Toma, prestigiosa casa de estudios a la que, por disposición del H. Consejo Nacional de Educación, se le impondrá su nombre en acto público a cumplirse el día 4 de agosto de 1968.
Máximo Camargo fue el maestro por antonomasia. Su encendida fe vocacional la puso al servicio de una causa, la causa de la educación popular. Y en su larga actuación frente a escuelas rurales, como cuando le tocó regir los destinos de la Escuela de La Toma, supo imprimir a su misión el sello de su vigorosa e inconfundible personalidad.

Hombre de carácter, no lo venció el largo periplo de los años de amarga conscripción con el desierto y la soledad. Muy por el contrario. Le sirvieron para -autodidacta nato- ir adquiriendo a través de interminables lecturas, una vasta y solida preparación, destacada por el personal de supervisión que tuvo oportunidad de evaluar su fructífero cometido.
Don Celestino Gatica, maestro también de viejo cuño, Visitador que recorrió todas las escuelas de jurisdicción nacional en esta provincia, infatigable caballero en mula, siempre parco en apreciaciones, allá por el año 1926 y con motivo de una visita de inspección a la escuela que dirigía Máximo Camargo, deja expuesta constancia de que la misma "era la mejor escuela que tenia la provincia de San Luis". Opinión que a través de su larga actuación profesional, corroboraron y reiteraron todos los "Visitadores" de aquel entonces que tuvieron oportunidad de inspeccionar las escuelas donde el Sr. Camargo actuó.
Caballero de fina sensibilidad, reposado y sereno en sus juicios, refinadamente culto, de elegante y fácil expresión; hombre de carácter, célibe y solo, en los primeros años de la década del ‘40, empezó a sentir los síntomas del doloroso mal que lo llevaría a la tumba.

Se había refugiado en la soledad que era su elemento ya fines de diciembre de 1943, había regresado a San Francisco, su pueblo natal que tanto amara, previendo ya que su fin inevitable se acercaba.
El 23 de enero de 1944 -con la serenidad del hombre justo- moría, plenamente lucido, rodeado de sus familiares y de los que tuvimos el privilegio de ser sus amigos. Momentos antes de emprender el viaje sin retorno, nos formuló su último pedido: que le sepultásemos con guardapolvo blanco. Y así fue la tumba este maestro de corazón y convicción. Un albo guardapolvo, en cuyo bolsillo superior, se destacaban las iniciales M. C. bordadas en azul”.
Acto de colocación del nombre "Máximo Camargo" a la escuela de La Toma. 4 de agosto de 1968.
Foto del acto de imposición del nombre “Máximo Camargo” a la escuela de La Toma. En representación de sus familiares habló Edith Camargo de Abaca, quien además entregó una placa recordatoria. 4 de agosto 1968. 

Fuentes

- Algo sobre Máximo Camargo. (agosto de 1968). El Diario de San Luis, pág. 5.

- Profunda fe cristiana en la celebración del Santo Patrono de La Toma. (5 de agosto de 1968). El Diario de San Luis, pág. 5. 

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