Los fogones

La realización de "los fogones", que tiene un origen remoto en el "viejo mundo", incluso previo a su connotación cristiana, constituiría una de las tradiciones mas pintorescas del San Francisco del Monte de Oro de antaño. Al acercarse finales de junio, las expectativas aumentaban y comenzaban los preparativos para una celebración popular de la que participaban vecinos de distintas edades. 

La fechas indicadas para encender las fogatas podían ser el 24 de junio, conocida como "la noche de San Juan" y el 29 de junio, solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo. Así lo refería Delia de Montiveros, quien agregaba que estas festividades daban lugar a  una reunión "llena  de  reminiscencias  tradicionales  y  de  regocijo",  donde  se oían insistentemente vivas a los santos mencionados. 


Fogata en la Ciudad de San Luis (Foto de José La Vía).

Jorge "Quito" Pereira, comentaba que "se armaban lo más alto posible, algunos con muñecos en la parte superior, ramas de pimiento y ligustro que ardían estrepitosamente, gran cantidad de quillo y chancaras que hacían las veces de cuetes”. Por su parte, Alda Polidori relata que "se plantaba un palo, ramas o se aprovechaba una planta seca la que servía de sostén a todo junco o rama seca o verde que pudiera arder".  

A modo ilustrativo, en el siguiente artículo publicado en El Diario de San Luis, se brinda una detallada crónica sobre los fogones realizados en la noche del 28 de junio de 1979:
FOGATA DE SAN PEDRO 
Como ya es tradicional en esta población, en horas de la noche del 28 del pasado mes de junio, en un amplio baldío ubicado en Pringles y Rivadavia, el entusiasta espíritu realizador de alumnos varones y niños del Departamento Secundario de la Escuela Normal Superior "Sarmiento", bajo la dirección de la profesora Asunta Manca de Heredia, se construyó un gran fogón con abundante material vegetal seco y otros elementos de fácil combustión a los que se les había adosado a título ornamental numerosas figuras logradas a trazos de pinturas vistosas por los alumnos. Remataban lo que después sería una gran fogata, los infaltables muñecos festivos, de vestuarios ocurrentes y divertidas leyendas. Cuando el fuego se propagó por los distintos flancos, y las altas llamaradas proporcionaron motivos de alegría a la numerosa concurrencia de niños y adultos que se habían dado cita en el lugar, los aires de la noche fría se poblaron con los gritos de: "¡Viva San Pedro y San Pablo!" como desde antaño es ritual invariable en esta celebración popular. 
Mientras tanto otros grupos estudiantiles cantando alegremente alrededor de una pequeña fogata preparaban calientes y ricos “choripanes” que ofrecían al público asistente a esta fiesta tradicional. Luego se organizaron dos grupos de alumnos de la Normal "Sarmiento", uno, del Departamento de Aplicación bajo la dirección de la profesora de música Margarita Rivero entonaban hermosas canciones para deleite del público. Alternaban con otro numeroso conjunto de estudiantes del Departamento Secundario que con la conducción de la profesora Ruth R. de Pérez aportaban sus interpretaciones corales a esta expresiva manifestación de regocijo comunitario. Esta simpática nota de reverdecimiento y permanencia de viejas y saludables costumbres lugareñas fueron traídas para solaz y satisfacción del vecindario por los estudiantes de la Escuela Normal "Sarmiento", que con entusiasmo y su espíritu de apego a las cosas del terruño quisieron revivir la “festividad de San Pedro y San Pablo" con el fervor que hicieron generaciones del pasado.
El Diario de San Luis, 3 de julio de 1979

Fuentes consultadas

  • Fogata de San Pedro. (3 de julio de 1979). El Diario de San Luis.
  • Gatica de Montiveros, M. D. (1995). Diccionario de Regionalismos de la Provincia de San Luis.
  • Salama, S. (comp.) (2015) Historias de San Francisco del Monte de Oro. 
  • Pereira, J. E. (2000). Retazos de Tiempo. San Luis: Arte y diseño ediciones.  

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